
Ahí viene
mi cartera,
pareciera,
de la calle,
la reina.
Esos ojos...
que irradian
diamantela,
si algún día,
derraman,
una sola
lágrima,
la sorberé,
como si fuera
mistela.
Pizpireta y
zalamera,
repartiendo
un poco de gracia,
en cada carta
que buzoneas.
Con tu alegría
y simpatía,
vas con tu carrito
por la calle:
-hola, doña María-
-hola, señor José-
¿qué tal doña Inés?
-ahí va la mujer-
--hola, don Felipe-
(el pescadero)
una carta de hacienda
¡vaya jodienda!
Ahora, unas cervecitas,
con los coleguitas
del barrio,
por hoy, se acabó el trabajo
mi cartera,
pareciera,
de la calle,
la reina.
Esos ojos...
que irradian
diamantela,
si algún día,
derraman,
una sola
lágrima,
la sorberé,
como si fuera
mistela.
Pizpireta y
zalamera,
repartiendo
un poco de gracia,
en cada carta
que buzoneas.
Con tu alegría
y simpatía,
vas con tu carrito
por la calle:
-hola, doña María-
-hola, señor José-
¿qué tal doña Inés?
-ahí va la mujer-
--hola, don Felipe-
(el pescadero)
una carta de hacienda
¡vaya jodienda!
Ahora, unas cervecitas,
con los coleguitas
del barrio,
por hoy, se acabó el trabajo
Me gusta el ritmo y el desenfado de este poema. Es muy bonito.
ResponderEliminarUn bes♥