
Las prefiero tontas
o por lo menos
que se lo hagan;
que compartan,
que comprendan
y me comprendan,
“que me quieran”.
Para de una vez
por todas
-bajar el listón-
y no sentir,
que me va la vida...
en impresionarlas.
... Con sus inseguridades
y sus dudas,
que no me hagan
sentir mal,
al mostrar... las mías.
... Con sus debilidades
y sus sollozos,
para así aprender,
a no avergonzarme
en mis lloros.
... Y con capacidad de ternura,
que ablanden los témpanos
fabricados por mi razón,
que no sé porqué...
se escapan a mí comprensión.
... Que me enseñen a “amar”
en su capacidad de sentir,
a ver si aprendo algo...
por fin.
... Sin sentimiento de culpa
y poderme sentir
a su lado,
-un tonto redomado-...
y reirme por ello.
... Que digan
las cosas a la cara,
que de listas y calladas...
ya tuve mi escaldáa.
... Y sumergirnos,en
"mi mundo de fantasía”
sin salvavidas
y en el
“mar de sus sentires”
con el cual
todavía alucino...
-como un niño-.
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Pues no tan tontas las prefieres, yo diría que las prefieres que te entiendan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tus poemas me gustan.
Querido Javier, cuando leí la primera vez este poema no dejaba de molestarme éso de que "las prefieres tontas".
ResponderEliminarPero he llegado a entender lo que realmente quieres decir. Y te doy la razón. Creo que cuando realmente se ama -y me refiero al amor de pareja- los subterfugios y truculencias son una ofensa para quien los sufre y SIEMPRE deben estar fuera de toda consideración.
Rechazo rotundamente los "trucos de mujer". Creo que toda mujer que se precie de serlo debe actuar con la sinceridad de su cariño y con dignidad.
Creo mucho en aquello de: "Si amas a alguien, déjalo volar...Si es tuyo volverá...Si no, nunca lo fue"
Un bes♥