
La poesía no requiere de etiquetas
más acá o más allá de sus fronteras,
desnudas y vírgenes ante su plebe
porque es plebe manada de sus orígenes,
esa que demanda naturalidades
vestida de sencillez con jovialidad
en desenfado interclasista,
y lo único que quiere es beber manjares
aprendiendo cosas que no ve
de la mano de esos magos de la palabra
que la brotan de su alma
como si fuera de la nada
para que vuelen en aires de libertad…
No enlatada, sin colorantes, ni conservantes,
ni aditivos que la hagan perder
el genuino sabor original
al andar por caminos desconocidos
pero compañeros acogedores al andurrear
espoleados por esos valientes
que solo temen a sus pies
en esos traspiés aleccionadores
y a que después no lo cuenten
Javier Eguílaz
20/9/11
Nota: La imagen fue tomada de internet.
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